El 24 de Enero de 2021 entró en vigencia en todo el territorio nacional la Ley Nº 27.610 de Acceso a la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE)
La militancia de las artesanas por la ampliación de derechos y el aborto legal
Alfareres Feministas y
la libertad de decidir
La creación del colectivo “Alfareres Feministas'' pone a la cerámica como herramienta para visibilizar ciertas luchas, como la sanción de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, y otras que interpelan a las mujeres y a las disidencias sexuales. Aportan desde el oficio, en pos de una sociedad más equitativa e igualitaria. Buscan denunciar al Patriarcado, con una mirada decolonial y con un anclaje en la tierra. La lucha es colectiva, a través del arte.
El 28 de mayo, se conmemora el Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres y el Día de lxs Ceramistas latinoamericanxs. En esa misma fecha, en el año 2019, se realizaba una nueva presentación del Proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), la octava, al Congreso Nacional por las integrantes de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito.
La vinculación de estos dos hechos fue la chispa inicial para pensar acciones conjuntas a partir de las conversaciones entre Verónica Córdoba y Marianela Torino, ceramistas y feministas. Verónica recuerda: “Nos parece significativa la coincidencia de ambas fechas y que podía ser una buena excusa para hacer algo aportando desde el oficio”. A partir de un mensaje de whatsapp se materializó la
propuesta a diferentes ceramistas, con la
consigna de hacer algo, desde cada taller, promoviendo acciones alusivas a este reclamo. En este sentido, la enorme convocatoria permitió poner sobre la mesa el debate sobre ciertas lógicas patriarcales, la heteronorma, de violencia al interior del colectivo y, fundamentalmente, la lucha en favor de la legalización del aborto. Fue una invitación que abrió un panorama de vinculación posible del oficio con el activismo y la acción política, con características propias de cada lugar, de cada ceramista.
Días previos a ese 28 de mayo de 2019, Verónica y Marianela, desde Córdoba, comenzaron con la escritura de un documento que daba forma al posicionamiento colectivo que se efectivizó a partir de la publicación de un Pronunciamiento.
Cómo se van nombrando: traer esa disputa
Hacer cerámica, es un acto creativo que nos vincula con la tierra, con el fuego, puesto que lo único que necesita el barro para convertirse en cerámica es someterse a cocción. De esta forma, brinda la posibilidad de transformación a partir de diversas técnicas, el modelado a mano -método más antiguo para realizar objetos de barro- como el pellizco, los chorizos y la construcción con planchas. Así como el uso de moldes o el torno alfarero.
Ser ceramista es una práctica generalmente individual, es el encuentro de una misma con la pasta que le permitirá ir creando aquello que quiere mostrar, reflejar, a partir de las piezas que realiza, es por esto que cobra especial trascendencia la posibilidad de trabajar con otrxs, de la creación conjunta. De modo que pensar un nombre fue el primer paso para ir adquiriendo cierta identidad grupal. Al recordar cómo surge el nombre del colectivo, emerge la pregunta: ¿ceramistas o alfareras? Se evidencia, en consecuencia, una disputa de sentidos, que están directamente vinculados a la manera de trabajar el barro, pero también a las ideas que acompañan las creaciones, sus raíces y
lo que intentan recuperar a partir de su arte. La tensión se da entre las distintas técnicas para realizar las piezas, así como también, en qué saberes, qué cosmovisiones se priorizan a la hora de la formación profesional, cuáles están presentes y cuáles son desechadas.
A raíz de esto Verónica nos cuenta:
“Cuando surgió la idea de ponerle nombre al colectivo nos resultó interesante nombrarnos como alfareras y no ceramistas porque observamos que en general el término alfarere, alfarería, hace referencia al trabajo con el barro en sí y además sabemos que en las escuelas de formación han limitado el término alfareras a quienes utilizan el torno alfarero”.
Entiendo que más allá de la denominación lo importante es ver qué mirada prevalece en torno al oficio, cuáles son los aspectos que se privilegian, que se jerarquizan.
En las escuelas de cerámica, muchas veces, desde las propuestas didácticas, se priorizan algunas lógicas que responden a una concepción occidental u europeizante de la disciplina, lo que conlleva a que se dejen por fuera ciertos saberes ancestrales y originarios, que a este colectivo le interesa resaltar.
Las huellas y el entusiasmo de La Plata
A nivel local (La Plata, Berisso y Ensenada) fue tanta la convocatoria de ceramistas que respondieron a la propuesta, que decidieron armar un grupo Regional, para facilitar la comunicación y las cooperaciones que pudieran programar; luego de pasado un año y medio son alrededor de 56 miembrxs, con distintos grados de participación.
Tres de ellas -Lucila Aleman, Valentina Alasia y Pía Arnedillo- relataron esta experiencia colectiva. El modo de acceder a la conversación debió ser por zoom, debido a las exigencias de la pandemia. La manera de relatar sus encuentros, el saberse acompañadas en las luchas, hermanadas por objetivos comunes, se evidencia en la alegría que transmiten en sus dichos, en el entusiasmo por compartir esta práctica.
Así, cuentan que se vieron interpeladxs por
el Encuentro Nacional de Mujeres del año
2019, cuya sede fue la ciudad de La Plata, dado que al ser en “su” lugar entendían que tenían que hacer algo, pensar proyectos, alguna idea para acompañar las actividades dejando la impronta de la cerámica, y así, sumarse a la movida iniciada desde el Pronunciamiento.
No es sencillo tomar decisiones en este grupo para elegir qué iniciativas seguirán; es más, pensar sus intervenciones se hace horizontalmente, es decir, todxs lxs que forman parte cooperan en la selección de las iniciativas que finalmente seguirán.
Sin embargo, al ser un grupo grande, hay diferentes grados de intervención, están quienes tienen una participación muy activa, quienes colaboran en algunas situaciones o simplemente las que están sin demasiada participación, y las que acompañan con interés.
La idea en torno a la futura participación en el Encuentro generó un debate creativo, acerca de qué imagen utilizar, cómo mostrar su lucha, fue así que decidieron realizar un objeto cerámico, una ola, para formar una marea.
Debían ser construidas con ciertas características: 20x20 cm de tamaño y 1,5 cm de espesor, intervenidas con diferentes texturas, esmaltes y serigrafías pintadas de color verde.
Encontraron en la ola una identidad material y, a la vez, simbólica en tanto replican la significación colectiva de los pañuelos verdes, símbolo de la lucha por la legalización del aborto. La idea de la marea nos remite a movimiento, colectivo, comunidad, luchas comunes, arrasamiento, fuerza y también creación.
A partir de este objeto, generaron actividades, principalmente que otrxs ceramistas trajeran sus olas para el Encuentro, así Pía Arnedillo comenta: “pensamos la concreción de murales de cerámica a partir de la necesidad de hacer un objeto, un producto lindo, que tenga perdurabilidad del mosaico en la pared, un mismo objeto reproducido con estéticas diferentes. Es tan contundente que no te animás a intervenir un mural de cerámica”.
Para lxs Alfareres Feministas de la Región Gran La Plata las necesidades como autorxs han sido y son visibilizar las luchas y las reivindicaciones feministas. Entienden que la lucha por la legalización del aborto, que fue lo más urgente, no es la única. Adhieren al lema de la Campaña Nacional por el derecho al Aborto Seguro y Gratuito «Educación sexual para decidir,
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Anticonceptivos para no abortar y Aborto legal para no morir». La alegría por la sanción de la Ley que finalmente legaliza el aborto y que lo saca de la clandestinidad fue enorme, la tan esperada Ley Nº27.610, sancionada el 30 de diciembre de 2020, y que entró en vigencia el 24 de enero de 2021, luego de la inmensa celebración, pudieron empezar a pensar en otras cuestiones que también hacen a sus luchas cotidianas, Pía señala algunas como “el Derecho a decidir, Niñas no madres, Educación Sexual, contra la violencia de género”(Sic)
Las manifestaciones artísticas que se vinculan con el feminismo ponen en evidencia el lema “Lo personal es político”; desde el arte cerámico en particular, se puede llamar la atención sobre diversas cuestiones que denuncian situaciones de opresión y desigualdad, propiciando la lucha por la ampliación de derechos.
Quieren inundar la región de olas, que estén por todas partes, trabajan para poder llevarlas y entregarlas en todos los lugares posibles, a partir del proyecto “que la ola te alcance”. Pía cuenta: “Se han entregado un montón, el que quiere pide una ola, se la entregamos y luego se pide que suban foto a Instagram o por mail para poder completar el mapeo de los lugares con olas. En este contexto de distanciamiento social es el espacio virtual para movilizarnos”.
Inundar con olas
El poder de lo colectivo arrasa, como las olas, como la marea. En el afán de socializar sus luchas decidieron que la tarea no sea solo hecha por ceramistas, que haya olas hechas por otrxs también, ajenxs al oficio. Así, mientras ellas plasman su arte y su militancia en un mural, cualquier persona que pasa puede hacer su ola y poner su parecer. “La idea es interpelar al otrx”, concluye Valentina.
Lo que generan de manera conjunta es artesanal, por el trabajo manual creativo, pero también por las intervenciones que realizan cooperando entre sí, poniendo de su tiempo y de su esfuerzo, todo con mucha alegría, con felicidad.
Disfrutan el encontrarse, el trabajar juntas, el planear futuras intervenciones. Las olas conservan su protagonismo, ya que se las piden para Centros Culturales, Clubes, o las olas solitarias para poner en las casas. Y allá van a entregarlas, para continuar plasmando su mensaje en las paredes, para visibilizar sus luchas.
En épocas tan complejas, donde suele potenciarse el individualismo y la falta de empatía hacia otrxs, que arrase una marea, un colectivo feminista desde el arte no es algo menor. El hacerse eco de las
luchas de otrxs, pensarse en una realidad inclusiva, diversa, más democrática, que vincula la posibilidad de acción desde el arte a la transformación.
Acompañar la lucha por la legalización y
la despenalización del aborto ha sido crucial para estas mujeres. Visibilizar la clandestinidad a partir del pedido de una ley que enmarque y encuadre un derecho fue prioritario para establecer un marco normativo que nos proteja y colabore en la denuncia de un sistema patriarcal que nos oprime.
Sabemos que la no legalización del aborto, es decir su criminalización, ha sido utilizada para regular la reproducción y el goce de los cuerpos feminizados. Luchar por la despenalización y la legalización se inscribe, entonces, en el plano de la salud, de los derechos humanos y con la posibilidad de agencia del placer de los cuerpos con capacidad de gestar.
Las tensiones existentes, a partir de una mirada decolonial, evidencian un complejo entramado entre desigualdades, opresiones, exclusiones y privilegios en clave socio histórica, que han acompañado a mujeres y cuerpos gestantes a lo largo de un tiempo “colonial moderno”, diría Rita Segato. El activismo feminista ha permitido generar redes de acompañamiento y contención, han visibilizado estas cuestiones también a través del arte y han luchado para cambiarlo.
Las luchas colectivas, nos transforman y constituyen un territorio a partir de encarnar en nuestros cuerpos diversas emociones que nos acercan a lxs otrxs, nos hacen reconocernos como semejantes. Hemos aprendido a transformar el dolor en colectividad y resistencia, y a construir una marea de pañuelos verdes, hijas de los pañuelos blancos. No es algo menor.


Verónica
fue la posibilidad de mirar, de pensar, que la lucha social, la lucha política y colectiva podía ir de la mano del quehacer cotidiano en este oficio y que podía tomar formas muy diversas. Ese fue el gran comienzo.
esta tensión pone de manifiesto la posibilidad de revalorizar lo autóctono, lo originario, a partir de una perspectiva decolonial que focalice en nuestra propia historia y en nuestras raíces.
En este sentido, podemos hacer un paralelismo entre las transformaciones sufridas por el barro, la materia prima de todx ceramista y alfarere, que termina convirtiéndose en otra cosa y aquellas que buscan generar en la sociedad, a partir de la interpelación a lxs otrxs, de las movidas colectivas.